En este tiempo de alegría Pascual San Juan nos propone reflexionar sobre el hecho fundamental de nuestra fe, la raíz de la misma: el amor que Dios nos tiene, a todos y cada uno de nosotros, su empeño en que el diseño de su amor sobre nuestra vida pueda ser llevado a término para que alcancemos la vida eterna, lo que le ha llevado a entregar a su propio hijo.
Dios no condena. Él solo ama y salva". Tras agradecer a los libaneses el texto de las meditaciones del Viacrucis, animó a que todos "continuemos este Viacrucis en la vida de cada día. Caminemos juntos por la vida de la cruz, llevando en el corazón esta palabra de amor y de perdón, esperando la resurrección de Jesús que nos ama mucho, es todo amor".